35. JUNIO. De Verano

En un sinfín de sueños la agitación en aquellos solapaban en su calma, excepto en aquel después de haber tratado volverme a la vida. Inmediatamente desperté. El ardor en mi garganta por el cloro y suciedad del agua me asustaba, miraba hacia mis pies y mi camisa clara se teñía de jugos gástricos y agua sucia. ¿Cómo sucedió? No lo recordaba hasta que poco antes de caer en coma, en mi propio sueño, comencé a tener noción de esto:

Era verano, donde el sol clamaba su máximo esplendor. Era un calor abrazador donde la radiación derretía los ácidos grasos de cada célula, las toxinas que emergían de mi piel se evaporaban. Me encontraba acostado bocarriba en un colchón inflable en medio de una alberca llena de agua sucia. Tan profunda que me costaba ver a través de ella.

Admiraba un cielo poco nublado, practicando la pareidolia intentando buscar formas y figuras entre las nubes. Cerca de ahí, un grupo de jóvenes jugaban con una pelota de tela con bolitas en su interior. Solo escuchaba risas y murmullos, sin embargo, no centraba mi atención hacia los demás hasta poco después de responder al llamado de alguien:

- ¡Oye! ¡Arroja la pelota…!

Mire al borde de la alberca, me puse de pie sobre el colchón y sin pensar, sabía que era difícil alcanzar la pelota desde donde me encontraba. Aun así, mi percepción me engañó. Creía que era posible dar un súper salto, percatándome de lo inestable y resbaloso del colchón. Fue ahí cuando sucedió. Caí al agua. Salpicaba como un gato ignorante que descendía lentamente. Grité tan fuerte creyendo que mis últimas palabras eran un grito de socorro.

- ¡No se nadar…!

Mientras descendía, una silueta se acercaba hacia mí. Miraba tenuemente todo y sentía como fluía el agua a través de mi garganta hasta asfixiarme y desmayar. Cuando desperté podía verme a mí mismo rodeado de gente. Unos decían que fue una estupidez el haber cometido tal acción. Fue ahí donde me di cuenta que me habían salvado la vida, porque me miraba indignado y consolado por alguien. Ese alguien a quien admiré mucho, le sonreí y él sabiendo de mi omnipresencia me devolvió una sonrisa.

Finalmente desperté a mi vida actual, la realidad paralela. Mi transición, mi viaje al más allá, mi transmutación abstracta, mi posible reencarnación, fue con único propósito, ver mi muerte antes de despertar.

Puedo pensar en el presente, divertirme con los grandes y recrear muchos momentos de mi infancia: guerrillas con globos de agua, comida improvisada, conos de nieve, noche de Tv al aire libre, fogata, historias fantásticas y mucho más, en un resumen de verano. Despertar descalzo por las mañanas, sentir el contacto frio entre tus pies y el suelo, sentir el rosar del viento tibio sobre tu rostro, ver hacia arriba donde las nubes se difuminan entre los horizontes.


“Los humanos no son únicos, la vida sí, porque se presenta en muchas formas”.


-Anonimato; por Lovecraft-





Comentarios

Entradas más populares de este blog

61. AGOSTO. Bilocación temporal